Llegó al fin un circo a Ameghino. Lo estábamos necesitando, el verano tiene que ser divertido. Sin mosquitos. Me alegraron los payasos “Panqueque” y ni le cuento “Panquequito”. No me gustan los animales, están flacos y sufren el encierro. Recordé que mi amigo Pocho, cuando era concejal, había aprobado una ordenanza que prohibía los espectáculos con animales en los circos. Los tiempos cambian, ahora al circo lo autorizó a instalarse justo enfrente de su casa. Espero que no lo hayan molestado los alaridos del león viejo o los ronquidos del oso.
El acceso a Ameghino iluminado es fantástico, una obra modelo para toda la región. Felicito a las autoridades por tanto brillo. El problema es que el cruce de la ruta 188 con la 66, dos por tres, queda oscura y la rotonda de la 66 al cementerio también. Eso es peligroso. Les estoy avisando.
La gente vinculada al campo de Blaquier exagera con la inundación. Fui hasta allá y no es para tanto. Los mismos charcos que siempre hubo, un poco más rellenas las lagunas. Pero esos campos siempre fueron bajos. Me parece que hay algo de política en la queja de los ruralistas. Porque la gente de Blaquier está contenta con la cantidad de obras que les hicieron.
Quiero felicitar al personal obrero de la municipalidad porque la ciudad está limpia y prolija. Cortan el pasto. Los vecinos también. Hay que levantar papeles y bolsitas que vuelan. Vamos a prepararnos para el festival de febrero. Lo que esperamos todo el año, vivimos para eso. Aunque un pajarito me contó que están analizando cobrar la entrada. Ya les aviso que me enojo si cobran. Si siempre fue gratis, eso no lo pueden cambiar.
Espero que me cuente lo que piensa: angelitobarda@gmail.com, lo guardo en secreto.