Por fin llegó Karina, por fin. Hermosa, elegante, con clase, digna de apreciar, con todo su esplendor, en el acto realizado en la rotonda de San Miguel. Ahí estuvimos, observando qué bien le queda lo que se pone, como camina, la mirada seductora, aunque cuando habla cree que está en un set de televisión, pero rápidamente se da cuenta que está en el interior y cambia el tono de sus palabras, pocas veces vimos una funcionaria que tanto glamour, no me canso de mirar la foto que le tomé con el celular. Karina, esplendor político al que no estamos acostumbrados. Entre Cristina y Karina lo único parecido son las tres últimas letras, luego la diferencia entre ambas está en ese estilo que cada una asume como propio. Karina es mucho más natural me dice una vecina del centro que llegó, curiosa, hasta el acto de San Miguel.
Las versiones que indicaban una entrega gratuita de perfumes, ropa interior y un sorteo de carteras de última moda, con la marca de la visitante, resultaron totalmente infundadas. Nada de eso iba a suceder, esto es algo social, aclararon los funcionarios que llegaban desde La Plata en cinco autos y una combi repleta de regalos. Eso ocurrió. El arribo tan esperado de las computadoras usadas pero recicladas, un equipo muy necesario para el hospital y la importancia de los subsidios para los clubes y los jardines de infantes le dieron el marco a una visita que le viene muy bien a todos los ameghinenses. Gracias, Karina, tu nombre por un tiempo queda grabado en la memoria popular.
Ojala tu visita se repita. Aunque un pedido para la próxima: un par de latas de pintura, tipo epoxi, de color amarillo que se usa en las obras viales. Es para pintar los lomos de burro del pavimento detrás de las vías frente al Fonavi y luego la que sale en el acceso de la ruta a Blaquier. Porque los autos que vinieron con Karina, desde afuera, no saben que están los lomos de burro. Los pasaron por arriba con bastante velocidad y ella hizo un comentario que no nos hace bien. Dicen que preguntó “¿Dónde me trajeron? Qué desconsiderados que son”. No lo dijo un ameghinense porque muchos, algunos no, recordamos que ahí están los lomos de burro. Lo dijo ella, Karina. Una mujer sensible que regala cosas útiles, además de vender perfumes y ropa interior.
Por Angelito Barda